Muchos piensan que siendo adultos ya somos “difíciles de cambiar”, que “ya no tenemos vuelta”. En realidad, acompañar a alguien que voluntariamente sí quiere cambiar, conocerse mejor, desarrollar habilidades y mejorar su vida es un proceso intenso y precioso, que ocurre porque cuido que mi consulta sea lo más cercano a ese espacio protegido donde tú puedes expresarte tal cual como eres.
He tenido el honor de ir acompañando con éxito a distintas personas que han iniciado un viaje para recuperar su bienestar, su capacidad de amar, su voluntad para vivir y su energía para crear.
Este camino de terapia lo hacemos principalmente conversando lo que te pasa. Nuestra conversación es única, se diferencia de lo que haces con tus amigos o familia ya que está enfocada especialmente en ayudarte a tí, que te conozcas mejor, que puedas procesar y dar sentido a lo que te sucede.
En paralelo, también hacemos ejercicios, hablamos de ciencia y teoría, probamos test psicológicos, comentamos películas, libros, noticias, hechos históricos. Analizamos sueños, vemos la carta natal, hablamos de arte, incluso si es posible jugamos. En definitiva: todo tipo de herramientas terapéuticas —según tu propio estilo e interés— que te permitan ir ampliando tu experiencia, conocerte mejor, identificar y expresar emociones, para gradualmente recuperar el sentido de tí.
Cada sesión se transforma en un laboratorio de experiencia, donde vas ordenando tu propia historia y tus sentidos. Con disciplina, paciencia y mucho cariño vamos descubriendo tus múltiples facetas. Tu conciencia se va ampliando y con ello van apareciendo tanto los dolores que sanar, como las habilidades que no sabías que tenías.
La idea es que logres sentirte competente de llevar tu propia vida, de desarrollar tus anhelos e involucrarte en tus relaciones de manera cada vez más autónoma y consciente.
La.